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lunes, 3 de enero de 2022

Agnóstico y guadalupano

W, Mex 12,12, 2021


Se puede ser agnóstico y ser guadalupano. Se puede ser anticatólico y ser guadalupano. Parecen afirmaciones absurdas por ser aparentemente excluyentes, pero tienen mucho sentido y conmensurabilidad una vez que le prestas atención por un rato para reparar por qué.

Para empezar, intrínsecamente la hipocresía religiosa es lo que permite calificarse guadalupano sin ser católico, y más aún antirreligioso; pues si un confeso católico se comporta abiertamente opuesto a lo que expresa su doctrina mediante una conducta licenciosa para su fe, un no creyente al conducirse "contrariamente" a la doctrina católica por definición, es en la práctica equivalente.

Extrínsecamente la inercia cultural nos impone automáticamente atributos por regionalidad, o sea hablando "en cristiano" cuando uno como mexicano piensa en Tailandia, Camboya, Tíbet, Japón, China, entre la abstracción aparece el budismo como religiosidad de los habitantes de aquellos países, y al estar allá, ese súper-yo (psicoanalítico) hará que pensemos y tratemos a los lugareños como "budistas" aunque no lo sean. Análogamente de allá para acá, nosotros somos católicos guadalupanos, hasta demostrarse lo contrario.

Con estas justificantes accidentales uno puede afirmar como mexicano, agnóstico y anticatólico, ser guadalupano. Pero hay justificaciones sustanciales, las cuales son las importantes como interesantes, a saber:

1. Como mexicano me hace sentir especial la idea de vivir en una tierra sagrada. Hay mitologías como las griegas, con deidades como Quetzalcóatl, Tláloc o Coatlicue; pirámides y centros ceremoniales cuales culturas egipcias o celtas. Los aztecas deambularon y lucharon hasta encontrar su tierra prometida, con una águila sobre una nopalera, devorando una serpiente; así como los hebreos erraron y lucharon con muchos pueblos hasta encontrar el lugar donde manaba la leche y la miel. Tenemos sincretismos como los tiemperos, la Santa Muerte, Martín Malverde o San Juan Soldado. Y por supuestísimo contamos con la epifanía de María del Tepeyac, El Crisol de todas las religiones y mitologías anteriores. Que tuvimos el honor de ser uno de sus epicentros siendo elegidos por Dios, por los dioses. Cada divinidad, cada leyenda o mito, cada monolito y artesanía, han trascendido fronteras siendo admirados por europeos y gringos, y venerados por otros pueblos latinoamericanos. ¿Cómo negar mi veneración ante semejante legado divino?

1.1. Como elemento avergonzado de la gandallés del patriarcado, siento una vehemente deuda justa y justificada con las mujeres, además de mi instinto halagüeño de cortejo biológico de simpatizar con ellas. Acepto su valor como equivalente al del varón, según sus propiedades biológicas. Por esta justificación, totalmente herética, es que también veo en ella un Crisol Universal que representa el aspecto femenino de las cosas, de los fenómenos y las entidades; El Yin del Tao, la herejía del determinismo; la caricia contra la mano dura del Padre; el caos como germen de la vida y del incierto e indecidible destino, que por el dedo de Dios Padre se escribió.

1.2. Toma con una mano a Lilit y con la otra a Magdalena en acto de sororidad, para no solo ser igual al hombre, sino La Santísima Teotokos y Cristotokos, en loor corilidiano.

1.3. Es la Diosa Madre, Pachamama, Gea, Omecihuátl, la Madre de la Tierra, de la que fuimos formados, de la que comemos, de la que levantamos nuestros hogares, y a la que regresaremos.

1.4. Es Isis que guarda los secretos y puede revelarse como Amaterasu.

1.5. Es Coatlicue, Tonantzin, Madre de la Tierra, Madre de los Dioses, Diosa de la Vida, Diosa de la Muerte, la Santa Muerte con aterradora imagen que come humanos al ponerse el Sol.

Por todo esto soy guadalupano. Pero,

2. Como filósofo considero auténtico milagro la epifanía mariana en suelo mexicano. No me interesa demostrar la autenticidad de las apariciones para satisfacer a los incrédulos o al Vaticano, pero hay hechos, inconsistencias e interrogantes que justifican la fe del devoto, como yo.

2.1. El origen material y artísitico de la tilma de Juan Diego no tiene explicación satisfactoria. Aunque se suponga que fue artesanía nativa, no hay otra semejante o igual en el Valle de México para argumentar una comparación contextual. Aunque puedan aparecer evidencias posteriores, resulta muy extraño que no haya algo por mínimo que sea, de otra artesanía en Ciudad de México, pues no fue una obra prehispánica, sino colonial, o sea la técnica no se murió con Teotihuacan, ni se puede asegurar que haya sido exclusiva de los mexicas.

2.2. No hay templos ni capillas en México ni en América continental de María de Guadalupe de Extremadura, ni advocaciones semejantes, que no sea la Guadalupana Mexicana. Ni siquiera en el archipiélago de Guadalupe en las Antilllas, renombrado así por Cristóbal Colón, supuesto devoto de la Guadalupana de Extremadura, hay algo que se relacione con Ella, como para teorizar que la Guadalupe Mexicana fue por devoción de españoles-laicos. Es más, no hay evidencia de evangelización de religiosos regulares ni seculares de los siglos XVI y XVII, en nombre de María de Extremadura. El parecido icónico entre la Virgen Negra y la Virgen Morena es mínimo, ¿las estrellas? Y sus epifanías mitológicas son totalmente ajenas, así que no veo justificación de ver el origen de la devoción en España, como lo supusieron los confundidos Juan Pablo II y Pío XI.

2.3. El sustantivo "Guadalupe" es inseparable entre las advocaciones del Tepeyac y de Extremadura. Con base en el párrafo anterior, es muy complicado saber el origen o por qué se llama así María del Tepeyac, que no sea por acto irracional de fe, porque así lo quizo Ella. Suponer no da consuelo. Ciertamente entre los mismos católicos se acepta que "Coatlaxopeuh" (la que aplasta a la serpiente), pudo haberse con-fundido fonéticamente con la "Guadalupe" de las Antillas y de España, por los gachupines y criollos, pero no por los nativos, que terminó imponiéndose como el idioma español. Íbidem al ser ajenas las mitologías y no haber devoción de Extremadura en América, al contrario de implicar un sincretismo alevoso y premeditado en el Tepeyac por españoles, ¿canónigos o seglares? Es más conveniente cuestionar, ¿qué mejor lugar había para que ocurriese la epifanía de la Santísima Teotokos, Madre de la Tierra, de la Vida y de la Muerte? Sí, pudo haberse aparecido en Oaxaca, Veracruz, Guanajuato, Tlaxcala, Perú,... pero, sin restarle valor a esas regiones, ¿por qué desaprovechar el Centro del Virreinato que a la vez era centro de adoración de Coatlicue-Tonantzin? Teteoinan, madre de los dioses (Teotokos), madre de Huitzilopochtli, de Atón Sebaot, de Horus. Falda de Serpientes (Coatlicue) --> Teteoinan (madre de los dioses) --> Coatlaxoupeuh (la que aplasta a la serpiente) --> Madre de Atón, de Horus, de Huitzilopochtli --> Diosa de la Tierra, de la Vida y de la Muerte --> Lilit y la Santa Muerte --> Coyolxauhqui --> La Luna a sus pies, Arabia, Guadalupe. Aunque sean coincidencias conspiranoicas, esto es más, mucho más, de lo que un incrédulo o un católico pueden desvelar, sin prescindir que es un paradigma de un deísta, positivista, pagano y jodido mexicano fiel de Nuestra Señora de Guadalupe, satisfecho de ver a Horus devorando una serpiente, sobre un nopal.

Por mi raza hablará el Espíritu... Santo.

viernes, 23 de octubre de 2015

Los años maravillosos... y no, no soy vampiro.

NO, NO SOY VAMPIRO...

En una película oí algo que recoge un sentimiento común, no es una ley, pero es algo que compartimos en general. Le preguntaba retóricamente un padre viejo a su hijo joven al mostrarle las fotografías de su álbum familiar: “¿qué ves? Generalmente conservamos los buenos momentos, no lo malos, y son estos los que hacen que uno muestre lo mejor publicando cómo los superamos”. No son las palabras textuales, es la idea. Lo refirió el padre, pues el mancebo pasaba por dificultades maritales que lo impulsaban a la separación a escasas semanas de haberse desposado, con la firme intención de hacerlo cambiar de decisión y luchar por su matrimonio y lo bueno de él. Obviamente estoy tan de acuerdo que lo uso como referencia, generalmente, no todos, conservamos y hasta presumimos los buenos recuerdos, pero ambos, buenos y malos nos hacen ser lo que somos. El bueno como un triunfo ante los problemas de la vida, que evidencia nuestra evolución, adaptación, o superación, o al menos para engañarse o engañar a los demás.  Insisto, generalmente, no todos, pues no falta…
El benjamín de la familia.
Fotografía victoriana
Con la cabeza de la tía muerta
Época victoriana 



           







No, no soy vampiro…
           
            Una de tantas pruebas a favor de la anterior generalidad, es el razonamiento que usaba mi tía Josefina para justificarle al protestante cristiano, el uso que los católicos hacen de las imágenes como “recuerdo” protector, de expiación o promesa divina,  y no como idolatría, amuleto o magia. Pues es cotidiano, evidente, y por lo mismo innegable para el no católico, la memoria del católico postrándose ante una escultura o imagen de algún santo, María, de Jesús o la Trinidad, interpretándose expeditamente como idolatría; agregando sal y limón a la herida con el mandato mosaico de “no hacerse imágenes ni postrarse ante ellas, porque Yahveh es un Dios sumamente celoso”.  Ante poderosas, que digo “poderosas”, poderosísimas evidencias en contra del católico, mi tía con tranquilidad casi cínica le cuestiona al protestante: “¿tendrás alguna foto de tu mamá en tu cartera? ¿De tus hijos o tu esposa/o? ¿Por qué o para qué?... Esa es la razón del por qué los católicos tenemos imágenes, y no porqué adoremos el papel o la piedra. Y recuerda que el mismo Dios mandó hacer querubines en el arca y la serpiente de bronce que hizo Moisés para curar a los israelitas, y la gente se postraba ante ellas”. Para un protestante ingenuo esta mayéutica es contundente e irrefutable, pero más allá de si son peras o manzanas, lo importante es que la mayoría, no todos repito, las fotografías que tienen en sus carteras, bolsos, escritorios, paredes, burós, reflejan alegría, un buen momento, presunción. En general, porque no falta, tanto el católico como el protestante man-tienen fotos de buen temple y no imágenes lúgubres. Pero…


Con la hija muerta
Más victorianadas
Con su hermanita muerta
Otra victoriana, para variar...



    








     


No, no soy vampiro…    



            Como mexicanos reconocemos las vicisitudes de la guerra de independencia de 1810 a 1821, encabezada por Don Miguel Hidalgo, quien fue fusilado en 1811 junto con Allende, Aldama y Jiménez, a quienes les cortaron la cabeza y las pusieron en jaulas, que a su vez las colocaron en las esquinas de la alhóndiga de Granaditas, en Guanajuato capital, y fueron retiradas hasta el término de la guerra. Histórica, psicológica, pero sobre todo antropológicamente sabemos los motivos de hacer eso: escarmiento. Fue una señal de escarmiento en contra de los insurrectos y conspiradores, y que ha sucedido en escenarios beligerantes de manera casi idéntica, de humillación, amenaza, de infundir miedo en contra de los insurgentes, a lo largo de la Historia. Estas imágenes tétricas contrastan con las anteriores, pues como señales, son imágenes que no queremos conservar, que deseamos olvidar y darles la vuelta… definitivamente no son buenos momentos, ni mucho menos llevaría en mi cartera. Pero no falta…


Con su hermana muerta
Madre con su hija muerta










           
 No, no soy vampiro… 

            ¿Y entonces? ¿Cómo explicar esas fotografías de la época victoriana? Al conocer esta aparente costumbre de la segunda mitad del siglo XIX, de fotografiar o fotografiarse con familiares difuntos, fallecidos con días de anterioridad, fue algo que me impresionó sobremanera, ligero ataque de ansiedad y taquicardia; pues me era impensable, bueno, ni tan impensable, pues me percaté que más bien lo reprimía, no era simple imaginación, sino hechos, hechos constantes y patentes en la sociedad en toda la Historia. De acuerdo con mi genio, evocaron cientos de pensamientos buscando justificar este fenómeno que menguara mi crisis emocional.


Con sus hijos muertos


            De las cosas sobresalientes que remembré, fue otro pedazo de celuloide (y eso que no me considero un patético cinéfilo), en donde un adulto recio y no tan viejo, le ofrece a una chica [diabólica] desconocida, un cuarto para que pase la noche. Ella, seductora y bella como debe ser, le agradece, pero le pide seductivamente que si puede retirar el crucifijo que está encima de la cabecera de la cama, pues no le gusta “tener gente muerta sobre su cabeza”. Él, seducido y extrañado por la rara solicitud y su capciosa razón, la consciente, pero tal diálogo me dejó igual que aquel tipo y por las mismas justificaciones a pesar de tener nueve años: ella estaba mami y su solicitud tuvo un matiz antropológico inquietante para su servidor. ¡Wow! Un-hombre-muerto, no lo había visto así en mis nueve años de cristiano. Y quedó latente en mi mente en tanto fui llenándola de más tonterías filosóficas, científicas, tecnológicas, religiosas, y lo demás. Para un cristiano es tan normal ver un crucifijo y asociarlo con Dios, al menos para los trinitarios y unicitarios; mesmamente con quienes conviven con cristianos, es muy común ver un crucifijo. Los católicos y ortodoxos lo toman como el supremo signo expiatorio, los protestantes como una arma antivampiros. ¿Pero aquel que desconoce al cristianismo? Antropológicamente todo niño o persona ajena al contexto cristiano solo ve en el crucifijo a un muerto, como narraron los misioneros en la llamada Conquista prehispánica. Lo interesante es el choque cultural al manifestar aprecio por el objeto (el crucifijo), y lo que significa: Dios, y no cualquier dios, el único y todopoderoso, representado por un muerto crucificado. Esto es difícil de asimilar por la inercia judeocristiana que domina Occidente, pero simbólicamente es un contraste violento de ideas.

            Antes de ver esas fotos victorianas, era para mí impensable que alguien pudiera tener o tomar fotografías de momentos familiares funestos y guardarlos con aprecio. ¿Quién guarda la foto de su hijo moribundo o madre muerta? ¿Quién puede tener la imagen de un ser amado en una situación fúnebre? “… Y así quedó mi hermana muerta después del huracán…”; pensaba con sarcasmo. Como mencioné, lo reprimí emocionalmente, creo que por ser muy sensible y chillón. Pues intelectualmente siempre estuvo allí presente:

            En general conservamos los buenos recuerdos, y en ellos elementalmente están quienes amamos. ¿Y Jesús crucificado? He de confesar que siento al ver a Jesús crucificado lo mismo que al ver esas fotos victorianas, siento la misma repulsión, y no, no soy vampiro. Pero es, un, hombre, muerto; ¿cómo lo digo para que se entienda? Un, hombre, muerto. Y no cualquier difunto, para unos es Dios mismo, para otros un ángel, o un profeta, sea cual fuere de las tres para los creyentes, lo importante es que representa “el amor de Dios”, “el sacrificio de alguien que nos ama”, representa domésticamente al hermano o padre Jesús que amamos, como él nos amó…

            El hombre retrata y aprecia de la misma forma, tanto la muerte como la vida, los momentos felices y los desagradables. Sí, preferimos mostrar, presumir y ver lo mejor de nuestras vidas, pero tenemos ese lado asqueroso, cruel y hasta misantrópico. Que demuestra nuestra contradictoria esencia, que ser humano no es un modelo o ideal de virtud, moralidad, y buenos sentimientos… nos gusta también la muerte, el sufrimiento, la crueldad. El crucifijo es una evidencia contundente que pasa y pasó desapercibido de esta dual naturaleza humana. A pesar que la misma Iglesia con fundamento en Pablo, pone y presume la resurrección de Jesús como el triunfo y justificación del cristianismo por encima de toda religión, mitos y grandes personajes de la Historia: “…porque si [el] cristo no resucitó, vana es nuestra predicación, y vana es nuestra fe…”, lean la primera a los Corintios. Es decir, fregón fue la muerte expiatoria de Jesús, pero es la resurrección lo que lo puso en el salón de la fama de las religiones, sin ella, sería otro Sócrates o Juan bautista más. Es decir, del es decir, es más honorable y justo apreciar en los templos o las casas la imagen del Jesús resucitado que del Jesús muerto. Pero sucede lo contrario, ¿por qué? Por lo mismo que explica y justifica las fotos victorianas, a los espectadores en las decapitaciones desde la Edad Antigua hasta la Contemporánea; tan simple que en Francia se abolió la pena de muerte, la decapitación en los 80`s, sí, en los ochentas. La pena de muerte sigue vigente en muchos países asiáticos, africanos, EUA, Cuba, Brasil, Chile… en México la última ejecución civil fue en los 30´s, y militar en los 60´s, y hasta el 2005 constitucionalmente fue abolida en la Federación para sorpresa de muchos. Nos deleita la muerte y el sufrimiento como la vida y la alegría, esa es la realidad y la verdad; de otra forma no se explica el crucifijo que no tiene mayor valor que la resurrección (que ese es un retrato de un buen momento), ni mucho menos histórico, pues la muerte en la cruz representa lo mismo que Sócrates con la cicuta, o la cabeza de Hidalgo o Allende en la alhóndiga de Granaditas, escarmiento contra los sediciosos, porque si no hubiera triunfado la insurgencia en la guerra de independencia, sería tan estéril la muerte de Hidalgo y compañía, como la de Jesús en la cruz, si no hubiera resucitado.

Y no, no soy vampiro. 







Muy buen día, muy buen sexo, y que todo sea para bien.

Lúgubre, W


miércoles, 24 de julio de 2013

Pablo y Pentecostés ¿el fracaso ministerial de Jesucristo?


Primero les recuerdo a creyentes, agnósticos y ateos:

1) Estoy convencido de la historicidad de Jesús de Nazaret.

2) Simpatizo con su sabiduría en los Sinópticos.

3) Como occidental, lo considero el Mesías ben Joseph, pero igualmente lo considero ajeno a mi cultura y creencias religiosas. Jesús es y debe ser una pieza religiosa judía no extranjera. Lo admiro tanto como al Sidarta Gautama histórico o Confucio, pero ello no me convierte en budista ni confuciano.

4) Antipatizo con la hipocresía y falacia cristiana, que convirtieron a Jesús en un semidios grecorromanoegipcio.

5) Sostengo como muchos desde el siglo XIX, que fue Pablo y Constantino quienes impulsaron esa deificación mítica de Jesucristo. Minimizando al Jesús histórico maximizando un mito insostenible.

Hay 2 Hechos "históricos" más bien literarios, que evidencian el sonabulismo religioso cristiano: Pablo y el día de la santificación en Pentecostés.

Estos hechos comprueban que el ministerio de Jesús por casi 3 años no sirvió para nada, para nada. Mediten, sobre todo los que sí saben algo de Biblia, mediten, recuerden...

sábado, 15 de junio de 2013

Henoteísmo judeocristiano


Henoteísmo es una palabreja acuñada por el filólogo Max Muller en el siglo XIX para denotar a ciertas regiones en la India que si bien politeístas, rendían culto exclusivo a un solo dios.

Del griego henos (uno) y theos (dios), es equivalente a otro término aún no reconocido oficialmente por la Real Academia Española de la Lengua, monolatría o monolatrismo, que entre los estudiosos hace referencia al politeísmo en donde solo se adora o rinde culto a un solo dios. También del griego monos (uno) y latreia (adoración). Ya sea por causas culturales, por el guía espiritual o por puro gusto, es que ciertas regiones politeístas, aunque admitan la existencia de otros dioses, solo dedican su culto y fe a uno solo.

Desde la propagación de estos términos, es que se ha profundizado en el estudio religioso de la teología y creencias judeocristianas. Así por ejemplo, en la vicisitud cultual del pueblo de Israel se aprecian tres periodos religiosos:

jueves, 13 de junio de 2013

Torre y alfil en el ajedrez judeocristiano


He llegado a imaginar después de muchos años, que el judeocristiano es incapaz de oír, percibir o entender ciertas cosas que merman o pueden afectar su creencia. Como una persona muy drogada que oye como un eco muy a lo lejos cuando le hablan y no es capaz de concentrarse. O como cuando uno lee con mucho sueño, o con astigmatismo o hasta estrabismo; así también imagino al creyente, que de inmediato genera un mecanismo de defensa que le causa sueño, astigmatismo, estrabismo, dislexia, y es incapaz de ver algo que dañe su doctrina. 

Así será en los próximos párrafos y que ha ocurrido en todos estos siglos. Lo que diga será olvidado en segundos, o simplemente borrado de su memoria. Es tan carajo romper una estructura mental que literalmente se requiere un milagro, algo que ni por asomo logrará esta reflexión. 

Hay dos personajes que el cristiano es incapaz de valorar, de ver, a pesar que son de las piezas más fundamentales en el judeocristianismo. Sin ellos, el cristianismo simplemente no sería lo que es. Sin ellos, quizá el cristianismo estaría apenas en su Edad Media. Lo malo, es que uno ni fue cristiano, y el otro fue un hereje. Es allí lo interesante, cómo dos personas que no fueron judíos, discípulos directos, mártires, santos, profetas o grandes filósofos, fueron dos importantes pilares que sostienen a toda la Iglesia. La Iglesia, el judeocristianismo tiene una deuda impagable con ellos.

lunes, 29 de abril de 2013

¿Anticristiano = Anticristo?

Mahoma, anticristiano pero creyente en el mesianismo de Jesús de Nazaret

NO. No es lo mismo. Suenan más o menos igual y hasta pareciera que una cosa conduce a la otra, pero no. Ser anticristiano no significa ser antimesías.

Muchos "cristianos" por encono usan de forma indistinta ambos términos, y más cuando se sienten atacados en cuanto la autenticidad de su iglesia.

Para demostrar que no es lo mismo, y que es resultado de la cerrazón, 2 evidencias: religiosa y bíblica.

domingo, 3 de febrero de 2013

Ateísmo Relativo


"Desde que todo tiene nombre, todo está justificado" (Sra. Concha, mi tía).

Se comprenda o no de impronta el sentido completo de la frase anterior, no quisera connotar una actitud o acción para darle importancia, ¡para darle vida! Pero es tan estruendosa en mis relaciones religiosas intelectuales que me empuja irresitiblemente ha exponerlo.

Muchos intelectuales religiosos honestos, reconocen de a priori el fracaso misionero cristiano al caer en una contradicción o paradoja que vitupera la saludable razón: solo hay un Dios, no hay un dios católico, un dios bautista, un dios ortodoxo, un dios luterano, un dios anglicano... un dios judío; luego entonces ¿cómo puede el cristianismo predicar un Dios-único y ser aparentemente irreconciliable entre sus congregaciones? En términos pragmáticos, predicar doctrinas diferentes es predicar dioses diferentes. De allí que sincera y apriorísticamente es hipócrita o al menos inválido hablar o predicar un solo Dios para todos... Esta realidad fatídica desencadena el mentado "ateísmo relativo" que desvelo:

domingo, 8 de enero de 2012

jueves, 19 de mayo de 2011

Marcel Lefebvre y el cisma de Econe

Monseñor Marcel Lefebvre, el católico cismático más emblemático del siglo XX.
Histórica y estadísticamente solo un católico es capaz de poner en peligro la fe y unidad de la iglesia católica.

martes, 17 de mayo de 2011

Misas Tridentinas


Esta es una respuesta de Econe, del cismástico arzobispo Monseñor Marcel Lefebvre en contra del modernismo adoptado por el concilio Vaticano II que descontinuaba las misas tradicionales, y que de forma alarmante menguaba la fe de la iglesia cediendo a los caprichos de la globalización.

Teología de la Liberación


La historia de la iglesia católica romana, es a mi gusto, no solo la más interesante de todas las iglesias, sino por derecho, la base para el estudio del cristianismo, pues ella encabeza el mayorazgo de la herencia apostólica. Corrupta o no, traidora o no, han sucedido el linaje apostólico junto con sus hermanos ortodoxos, incluyendo incluso al emancipado anglicanismo.

lunes, 16 de mayo de 2011

Iglesia Católica Romana


Iglesia Católica

Una, santa, católica, apostólica y romana.

Se dice "una", por 2 motivos:

1) Evangélicamente, en Jn XVII, 11; 21; se dice que los discípulos de Jesús tienen que ser uno, como Jesús con el Padre son uno.

2) Históricamente, las iglesias primitivas fundadas por los apóstoles, aunque hermanas en la fe, el hecho de estar dispersas y no tener una autoridad única, fue lo que originó divisionismo, interpretaciones que se desviaban de la fe oficial, herejías vaya; lo que condujo, obligó a los obispos del siglo IV encabezados por el emperador Constantino el Grande, a realizar un concilio ecuménico para definir un credo universal ( = católico), y detener el divisionismo, nada saludable para la solidez del imperio romano. Fue por eso, y hasta entonces que se puede hablar de "una iglesia católica", al acordar conciliarmente un credo católico, es decir, universal para todas las iglesias regionales. 

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