lunes, 24 de octubre de 2011

Cómo ser buen ciudadano...


Para ser filántropo se puede comenzar con:
  1. Cumplir las leyes del Estado, derivados y reglamentos municipales. Esto fomenta y materializa una sana convivencia ciudadana. Principio igualmente fundamental en la fraternidad religiosa.
  2. Cumplir los mandatos morales de la religión profesada. En general las religiones concuerdan en los mismos principios morales, que generalmente coinciden con los jurídico-políticos. 
Así de simple se logra ser buen ciudadano y buen adepto. Si no se es adepto de alguna religión, cumplir con la buena ciudadanía que exige el Estado-Ayuntamiento es suficiente para simpatizar u homogeneizarse  con la moral religiosa. (Ver blog Educación y Política)

Elementalmente los principios generales filantrópicos religiosa y políticamente:
  1. Protege la vida.
  2. No robes.
  3. No mientas.
  4. Buenas relaciones sexuales.
  5. Evita drogas y alcohol.
En principio su significado lo dejo al sentido común.


La vida está llena de problemas, es más, el principio de la vida es el problema; todo se origina por causa de un "problema". Sin embargo los problemas que causan el dolor y sufrimiento en general son los problemas espurios, aquellos que están de más en la vida o existencia. Por ello recomiendo que: la solución perfecta de los problemas espurios, es haberlos evitado. Evita problemas bastardos!!!

Intuitivamente, ya ni por sentido común, cumplir los 5 consejos anteriores, fundamentales en toda constitución política y religión, nos apoya a evitar problemas bastardos.

Si bien evitar problemas no te asegura ser feliz, al menos sí gran tranquilidad. Brinda cierta garantía de paz exterior.

Discursivamente, podemos ejercer estos consejos de forma autómata, pero estar insatisfechos introspectivamente por la forma gregaria de ejercerlos. En otras palabras, se necesita no solo que nos digan qué hacer y hasta cómo, sino por qué. Pues a muchos "debe de nacernos" genuinamente y no solo obedecer robóticamente, aunque eso nos asegure tranquilidad.
Para tal efecto, para ayudar a comprender el por qué, recomiendo estudiar las obras de diversos moralistas y axiólogos, cuyo empirismo y racionalismo, nos alumbrarán un poco o en el mejor de los casos un mucho, la esencia de la moral y el altruísmo. 


Por ejemplo los 4 Clásicos confucianos, B. Franklin, evangelios sinópticos, por citar menudamente algunos, nos fomentarán las "buenas acciones" que si no nos dan paz interior a nosotros, por lo menos sí a nuestro prójimo.
Filósofos como Bergson, Scheler, Kant, Compte. Nos dan las fuentes intrísecas y extrínsecas a nuestro espíritu de la moral, los valores y el altruísmo.
En un forzado empalme entre las formas de presentar la moral y los valores por los anteriores, hay una moral (valores) que nace de forma impersonal y oral en la sociedad que dicta lo que es bueno y lo que es malo. Esa moral se vuelve personal y escrita mediante la Religión, y el Estado, que dictaminan lo moral, de lo inmoral.
Sin embargo, hay otra moral que nace introspectiva y racionalmente, sin necesidad de reglas preestablecidas por la sociedad, la Religión o el Estado. Nace por el complejo ejercicio de la introspección y examen de conciencia, en mi caso ejemplifico:


¿Qué chingados hago para evitarme problemas a lo pendejo, evitarle problemas a mi prójimo y lograr la felicidad, o ya por lo menos tranquilidad?

Este para nada simple ejercicio de conciencia y racional, nos ayuda a comprender mejor el por qué es bueno que haya reglas, reglas que materializan una sana convivencia que nos permita disfrutar la vida y ser felices. Y saber que es un principio heurístico que se materializa en la leyes jurídicas, mandatos religiosos y la vox populi. Es un principio a priori para aquel que se anime a buscarlo en su interior, y al encontrarlo será la inercia natural que guíe nuestra conducta-filantrópica el resto de nuestras vidas.


Esto nos ofrece cierta garantía de paz interior y en el mejor de los casos obtener la felicidad.

Recuerda: evítale problemas pendejos a tu prójimo.
Corolario: impersonalmente y en ocasiones subjetivamente, manejamos una escala de valores afectivos: amar, querer, estimar, caer-bien. Escala, repito  a veces muy de balde, pues "amar" suelen darle acepción romántica y religiosa. Pero eso sí, el amor, ya sea romántico o fraternal, siempre es superior al resto de valores afectivos. "Amar" en ambos casos está relacionado con el sacrificio y el sufrimiento, y no, no le hago comercial a José José, brutos!! Él tan solo es un eco de la voluntad y reflexión de su fuente primaria disipada en el tiempo y en la sociedad: Gautama, Sócrates, Jesús, Saulo de Tarso, Confucio, Saint Germain, la Madre Teresa, etc. Son las fuentes de esa reflexión sobre el amor.
"Querer" involucra menos sacrificio y por lo mismo menos sufrimiento. "Estimar" en ocasiones lo usan como sinónimo de querer y en otras como en un grado inferior. Y cuando una persona sentimentalmente es indiferente pero agrada su compañía, suelen recurrir al "me cae bien", "es buena onda", "buena persona". Estudios psicológicos pueden dilucidar mucho mejor estos conceptos.
El encontrarse con esa moral-abierta como le dice Bergson, con ese altruísmo innato, después de complejos exámenes de conciencia e introspecciones, estos difusos conceptos populares se desvanecen, y terminan por abolir de nuestra actitud y conducta las ideas de querer y estimar. Todo se reduce al amor.
No se ama más a una persona que a otra. Eso esencialmente no tiene sentido. Debes amar a todos, amas a todos por igual, desde tu madre, tu esposo, tu novia, tus amigos, tus hijos, tus enemigos, y los que secuestraron y asesinaron a tus familiares.
El amor no es cuantitativo, es cualitativo. El amor entre las personas es el mismo, la misma cantidad, lo que los hace diferentes es su cualidad. El amor que siento por mi madre es diferente al que tengo por mi novia, pues de otra forma eso sería complejo Edipo. Pero las amo por igual, sin confusión, la Naturaleza, esa Inercia Natural indica las prioridades naturales entre ambas, y entre todos.
El prójimo son todos, mi madre, mi padre, mi novio, mi esposa, mis hijos, mis vecinos, hasta los políticos!!! Y a todos se debe, se aman por igual.
El amor-romántico es un concepto diferente que está de más en este tema.
Religiosamente es simple, amar-más a mis hijos o mi pareja, contradice el mandato religioso.
Esto no es de creencia ni mucho menos mandato: léan, lucubren, mediten, escuchen... escuchen más y hablen menos... oigan su Superego. Y si no encuentran ni madres, o algo hicieron mal, o ya valió para pura chingada!!! Jaaa.

Encontrar ese Yo, es encontrar ese dios interior creador sugerido por la Gnosis. Pero en este siglo, con las herramientas psicológicas, psiquiátricas, filosóficas y científicas-sociales le resta ese matiz místico y hermético caza brujas.
Ese Yo-Soy nos encamina a no ser simplemente pasivos para no molestar a mi prójimo, más aún, nos alienta a ser activos para hacerlo feliz so pena nuestro bienestar. Esto nos implica la razón de la relación del sufrimiento con el amor, y más todavía, la relación del amor con la muerte: he preguntado a varias personas que han experimentado la muerte de familiares, sobre todo hijos, en sus palabras no hay peor dolor que la muerte de un hijo. Sin embargo, más allá de los hijos, muchos están dispuestos a entregar su vida por las personas que aman. No hay mejor expresión de amor que entregar la vida por las personas que uno ama. Esto explica con razón heurística el mandato cristiano, en Occidente. Y no simplemente literatura místicamente plegostiosa. Obsérvese que burdamente (recuérdese que es un blog, no enciclopedia de consulta) concluí en ese amor desde un estado heurístico, mayéutico, como juicio sintético a priori, como conciencia-de, como moral abierta (quien sepa de Historia de la Filosofía, entienda). No leyendo el evangelio joánico o epístolas paulinas. 

Para todo aquel que logre encontrar-se entenderá esta declaración mal tomada por el común corriente:

Amo a la gente por que quiero, no por que deba. Pero la odio porque debo y no porque quiera.

Amo a mi prójimo por que quiero, no solo por mandato religioso, recomendación jurídica o por deducción racional... Por que me nace. Pero no debo de solaparlo... debo odiar el mal que nubla el bien-estar.

Quien conozca el libro de Jeremías y el Segundo Pacto; lograr esto masivamente es materializar la profecía de Jeremías: el uno ya no instruirá al otro, Yahveh Dios plasmará su Ley en el corazón de cada uno;  y no el ridículo y ficticio segundo pacto neotestamentario.  

En una sola frase kabalística puede resumirse todo aforismo sobre el amor y la amistad:

El útil servicio es sinónimo de Dios.

W

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