viernes, 18 de septiembre de 2020

¿Quién fue? La impunidad del Diablo

Guillermo Robledo

Presidente de la Alianza de Paramédicos y Rescatistas del Estado de Guanajuato
Consultor y Capacitador en materia de Protección Civil.
Exparamédico voluntario de Cruz Roja Mexicana, Delegación León.
18.09.20 Mx

Aunque hay muchísmas historias paranormales que cuentan mis colegas paramédicos, enfermeras, médicos, bomberos, oficiales de Protección Civil, policías, tránsitos,... no hay ningún caso, al menos rotundo, en donde literalmente se haya aparecido un ángel, un dios, un hada, un duende, un elfo, u otro ente fantástico, para ayudar al personal durante la emergencia.

Tampoco se sabe de lo contrario, a pesar de tanta película y leyendas, no he conocido de ningún colega, al menos no de forma contundente, algún caso en donde el homicidio o agresiones, hayan sido vistos o involucrados demonios, brujas, aluxes, nahuales, vampiros, fantasmas, etc.

No niego, ni veo porqué negar la existencia de esas entidades sobrenaturales, pero curiosamente es raro, por no asegurar que nadie los menciona como parte de los rescatistas, socorristas, o agresores a la hora de la emergencia.

Más todavía, aunque la mayoría de gente es creyente y supersticiosa, incluyendo enfáticamente médicos, enfermeras, paramédicos, rescatistas, funcionarios y administradores públicos, legisladores, políticos, juristas, fiscales, jueces, actores y activistas sociales, científicos, ingenieros, y todos; las leyes, reglamentos, normas oficiales, los códigos penales, y civiles, no mencionan ni por asomo alguna entidad paranormal, ¿por qué? El investigado y enjuiciado es un humano por sus acciones, y es acusado y juzgado, por otro humano. ¿Por qué ante tanta credulidad no están impresos los entes sobrenaturales en los oficios jurídicos y políticos? ¿Qué médico o autoridad pública pone en sus reportes "fue el Diablo", "y el fantasma"?

En otras exposiciones, su servidor experimentado ha repetido y sentenciado que los accidentes, como eventos fortuitos, no existen en materia médica, en la Seguridad y Salud Laboral, en la Protección Civil, ni en la Seguridad Vial. El término "accidente" no existe en los códigos penales ni civiles, en otras palabras, los legisladores, fiscales y jueces legalmente no admiten que una agresión o muerte sea por magia o porque sí, cualquier daño fue hecho adrede o por imprudencia de un humano, punto. En más palabras, los funcionarios públicos no admiten que un daño haya sido causado por un conjuro, maldición, demonio, hombre lobo, un orco, u otro "elemental",  a pesar que sean creyentes (!!). Los perjuicios no ocurren como en las películas de "Destino Final" (la 2 es la mejor, por cierto), en donde la muerte persigue a personas predestinadas a morir en un contexto concreto. Toooodo lo contrario, nosotros buscamos a la muerte y con ansias, generamos o multiplicamos riesgos, nos gusta retar el peligro; y para los funcionarios es así a la hora de investigar, acusar y juzgar: fue una persona humana.

En México se conserva el término "accidente" en la Ley Federal del Trabajo y del Seguro Social, máxime, y en otros documentos oficiales, por desidia de los 3 Poderes, pues no hay justificación filosófica, científica y jurídica para mantenerlo. Tal pareciera que con ese vocablo quieren reducir la culpa o responsabilidad de los responsables de una tragedia, pero las querellas y demandas contra un humano proceden. Si realmente las agresiones o muertes fueran por "accidente", los códigos penales y civiles no tendrían sentido. Si las agresiones o muertes fueran por demonios, magos, fantasmas, trolls,... los códigos penales y civiles tampoco tendrían sentido. 

O si realmente las entidades fantásticas existen e interactúan en las acciones humanas para mal y para bien, han quedado impunes entonces el Diablo, vampiros, licántropos, nahuales, fantasmas, duendes,... incluyendo a Dios mismo, por millones de agravios y asesinatos cometidos directamente o en complicidad con ellos. Desde el otro polo de la emergencia, desastres, atención hospitalaria y similares, si Dios, María, ángeles y serafines, loas, elfos, hadas, espíritus de la naturaleza, las ánimas benditas del purgatorio (como decía mi abuelita), han cooperado para reparar daños, salvar vidas, curar heridas y enfermos, o mejor, son los que realmente han hecho y corregido las cosas; ¿para qué estudiamos tanto? ¿Para qué trabajamos? Es más ¿para qué se les paga a médicos, enfermeras, bomberos, agentes de policía, Protección Civil, trabajadores sociales, fisioterapéutas, etc.? Creo que es injusto que se les pague y se les agradezca si no son ellos los auténticos rescatistas, socorristas y aliviadores de las heridas y sufrimiento humano.

No es malo en sí creer en demonios, dioses, ángeles, aluxes, brujas, nahuales, chamanes, extraterrestres inteligentes; pero lo que sí es malo, muy muy muy malo, es negar la capacidad y responsabilidad humana, en causar tragedias y en resolverlas. Antes de la tragedia había humanos, y después de ella, hay otros humanos. 

Este autor, su servidor experimentado, bien intencionado y como gestor de riesgos, no pretende demostrar que lo sobrenatural no existe, sino demostrar que aun con su existencia, todas nuestras acciones, buenas o malas, nuestra leyes, reglas y normas, guías de estudio, las hemos hecho como si estuviéramos y trabajáramos solos, como equipo de humanos y sólo humanos. Sin echarle la culpa a entidades ajenas a nuestra humanidad, fuimos nosotros, somos nosotros. Para aquellas entidades hay cazafantasmas, cazadores de monstruos, investigadores de lo paranormal, exorcistas, tribunales de magos o equivalentes. ¡Ah! Por cierto eso sí, los accidentes no existen, son tarugadas, son imprudencias, negligencias, desidias, impericias, o como les quieran llamar, pero no son eventos fortuitos, un humano los provocó.

Esperando lo mejor para todos, muy buen día, y que todo sea para bien.



Salud Laboral y Protección Civil
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